Lama Djampa Gyatso continúa con esta profunda enseñanza de Dudjom Rimpoche.
EL BARDO ALUCINADOR DEL SUEÑO
Cubre el periodo comprendido entre el momento que nos quedarnos dormidos y el momento en el que a marlana siguiente. Este periodo es que se similar a diferencia es en la duración. Durante el sueño, las cinco percepciones de la forma, el sonido, el olor, el sabor y el tacto se absorben en el alaya. Se desvanecen en él, por decirlo de algún modo, y de hecho dormirse es realmente como morir. Al principio no aparece ningún sueño, sólo hay una profunda oscuridad mientras la persona que duerme se sumerge inconsciente en el alaya.
Posteriormente, los hábitos del aferramiento y de las percepciones se imponen de nuevo, estimulados por la energía kármica de la ignorancia’. Como resultado de ello, los «objetos de los sentidos» (forma, sonido, olor, gusto y tacto) se manifiestan de nuevo en el estado del sueño. Estas apariencias, estos objetos oníricos, por supuesto no están realmente presentes en nuestro interior. Por otro lado, la consciencia no sale fuera hacia las cosas externas. Permanece dentro y sus percepciones son imaginarias y falsas. Por eso a este estado se le denomina el bardo de las alucinaciones. En el estado del sueño nocturno, la percepción está sujeta al error corno lo está durante el día. La consciencia alucinada vaga por las formas, los sonidos, los olores, los sabores y las percepciones táctiles; todas las percepciones experimentadas durante el día, con la diferencia de que ahora son incluso más alucinadas. Cuando una persona que duerme sueña, sólo ve engaños y quimeras.
De hecho, las enseñanzas dicen que nosotros mismos somos como ilusiones y sueños. Por supuesto, pensarnos que un sueño es algo irreal cuando lo comparamos con la vida que vivimos despiertos y que consideramos real. Para los budas, sin embargo, los sueños y las percepciones de cuando estamos despiertos son semejantes. Ninguna corresponde a la realidad. Ambas son falsas: fluctuantes, temporales, engañosas y nada más. Si buscamos las cosas que hemos hecho y experimentado desde que nacimoshasta el presente, ¿dónde están? No hay nada que podamos encontrar. Todo pasa, todo está en constante cambio. Esto es algo que es obviamente cierto y sin embargo habitualmente no nos damos Cuenta de ello. Siempre consideramos nuestras percepciones como si fuesen realidades permanentes. «Éste soy yo’ esto es mío». Pero las enseñanzas nos dicen que eso es un error v que eso es precisamente lo que nos hace deambular por el samsara Es pues con nuestras percepciones alucinadas de los sueños con lo que tenemos que trabajar especialmente. Durante el dia debemos rezarle al lama y a la Tres Joyas, y por la noche debe: mos esforzarnos en reconocer nuestros sueños como ilusiones que son. Debemos ser capaces de transformar nuestros sueños y de practicar el Dharma hasta cuando estemos soñando. Es necesario que alcancemos esa capacidad, pues si tenemos éxito podremos fusionar nuestras percepciones diurnas con nuestras percepciones oníricas sin establecer distinciones entre ellas, y nuestra práctica mejorará enormemente. Las enseñanzas especifican que esta práctica es un medio tremendamente efectivo para afrontar la impermanencia, así como cualquier otro obstáculo.
)Dudjom Rimpoche: Consejos Esenciales. Editorial Dharma. ISBN: 978-84-96478-08-4)