LAMA DJAMPA GYATSO NOS INTRODUCE AL BARDO (IV)

Djampa Gyatso continúa con esta profunda enseñanza de Dudjom Rimpoche.

4. EL BARDO DOLOROSO DE LA MUERTE

Es posible que de un día a otro descubramos que padecemos una enfermedad mortal. Cuando todas las ceremonias y oraciones de larga vida resulten ya ineficaces y nos acerquemos indudablemente a la muerte, nos resultará evidente que nada de lo que ha yamos hecho en esta vida tendrá la menor utilidad. Tendremos que dejar todo atrás. Aunque la acumulación de nuestras riquezas iguale en altura al monte Meru, no podremos llevarlas con noso-tros. ¡No podremos llevarnos ni una aguja enhebrada con hilo! Cuando llegue la hora de partir, incluso este cuerpo que amamos tanto tendrá que ser abandonado. ¿Qué es lo que nos podremos llevar? Únicamente nuestro karma positivo y negativo. Las acciones que hayamos acumulado serán nuestras únicas compañeras. Sin embargo, supongamos que hemos puesto en práctica las instrucciones y nos hemos ejercitado en la transferencia de la Consciencia. Si hemos adquirido maestría en ello y si podemos morir sin ningún vestigio de arrepentimiento, nos habremos hecho realmente un gran favor. Una persona que dice: «Iré a tal y tal tierra pura» y realmente lo hace, es un practicante perfecto. Miremos el asunto de frente: practicamos el Dharma porque lo necesitamos en el momento de la muerte. Por eso las enseñanzas hacen hincapié en la importancia de entender lo que pasa cuando morimos. Se dice que incluso para una persona corriente, el momento de la muerte es crucial. Es un momento en que debemos rezar al lama y a las Tres Joyas. Debemos cortar las ligaduras que nos ama-rran a nuestras posesiones; nuestra casa y todo lo demás. Pues eso es lo que nos empuja al samsara. También debemos hacer ofrendas con nuestras riquezas a las Tres Joyas, rezando para que no tengamos que experimentar una muerte difícil y dolorosa, y sufrir después en los reinos inferiores. Si nos hemos ejercitado en la transferencia de la consciencia con maestría, y si podemos aplicar esta técnica cuando llegue el momento de la muerte y así transferir nuestra consciencia con éxito, ésta es ciertamente la mejor situación. Pero si no podemos hacer eso, puede hacer la transferencia de nuestra consciencia un lama o alguno de nuestros hermanos o hermanas vajra que estén con nosotros entonces y sepan cómo hacerlo. La consciencia debe transferirse a una tierra pura tan pronto como cese la respiración’. En cualquier caso, es importante preverlo y prepararnos para estar a la altura de las circunstancias, de modo que cuando llegue el momento crucial no haya necesidad de tener miedo. No es necesario decir que la preparación debe hacerse ahora, durante el bardo de la vida presente. ¿Qué nos ocurre cuando morimos? Desde el momento en que somos concebidos, el momento de la unión de nuestros padres, nuestro cuerpo empieza a Constituirse a partir de la esencia de los cinco elementos’. Es una reunión de los elementos, del calor, de la energía, de los canales sutiles y demás. Cuando morimos, es-tos cinco elementos se separan gradualmente y se disuelven uno en el otro. Cuando esta disolución se ha completado, la respira-ción externa cesa y el pulso interno se reabsorbe. La esencia blanca, recibida de nuestro padre y localizada en el cerebro, y la esencia roja recibida de nuestra madre y localizada en el ombli-go, se encuentran en el chakra del corazón y se mezclan. Únicamente entonces la mente deja el cuerpo. En ese momento, la mente de aquellos que no tienen experiencia en la práctica cae en un prolongado estado inconsciente. Pero para aquellos que son maestros realizados o meditadores experimentados, después de aproximadamente dos minutos la consciencia se disolverá en el espacio y el espacio se disolverá en la luminosidad. ¿Cuál es el fruto de la meditación para los que practican? Es precisamente eso que se denomina la disolución en la luminosidad, que es pura e inmaculada Como el cielo. Sucede cuando el pulso interno cesa. Si una persona ha conseguido es-tabilidad en el reconocimiento de la luminosidad durante la me-ditación, entonces tan pronto como la experiencia del espacio inmaculado aparece, ahí ocurre el denominado encuentro de las luminosidades madre e hija, del espacio y la consciencia primordial’. Esto es la liberación. Básicamente, esto es a lo que los lamas y meditadores que practican se refieren como «descansando en thuktam», o meditación, en el momento de la muerte. Thuktam no es nada más que eso. Las luminosidades madre e hija se unen; se obtiene estabilidad en las fases de generación y perfección. Esto es la liberación.

(Dudjom Rimpoche: Consejos Esenciales. Editorial Dharma. ISBN: 978-84-96478-08-4)