DJAMPA GYATSO NOS INTRODUCE AL BARDO (V)

Djampa Gyatso continúa con esta profunda enseñanza de Dudjom Rimpoche. Veamos ahora el siguiente bardo:

5. EL BARDO LUMINOSO DE LA REALIDAD ÚLTIMA

Si no hemos practicado, perdemos el sentido cuando surge la experiencia de la oscuridad, reanimándonos casi de inmediato en medio de las aterradoras percepciones de lo que denominamos el quinto bardo, el bardo de la realidad últimas. En ese momento aparecen las deidades pacíficas y airadas’. Estas deidades están presentes en nuestra consciencia primordial (desde Samantabhadra a los budas de las cinco familias y las ocho manifestaciones de Guru Rimpoché, etc.). Su aparición va acompañada de sobre-cogedores sonidos y luces. En este momento, aquellos que no están familiarizados con la práctica se aterrorizan. Tan pronto como el miedo les desborda, las manifestaciones de la consciencia primordial se disuelven y desaparecen. Me gustaría decir ahora algunas palabras refiriéndome conjun-tamente al bardo de la muerte y el bardo de la realidad última. Después que los cinco elementos se separan y disuelven, la consciencia se disuelve en el espacio, desvabeciéndose en el estado de alaya. Seguidamente, aparece la luminosidad. Si no tenéis la experiencia de la meditación, no reconoceréis esta luminosidad. Si no es reconocida, no permanecerá mucho tiempo. Sin embargo si estamos habituados a la concentración, las dos luminosidades, madre e hija, se fundirán. Justo antes de empezar a morir, antes de que empiece la disolución de los elementos, lo más importra.nte es ser perfectamente consciente de que efectivamente os estáis muriendo. Debéis cortar todos los apegos a las cosas de únic esta vida. Cuand la o llegue la muerte, debéis rezar a las Tres Joyas, puesto que son a esperanza. Debéis invocar también a vuestro maestro raíz, porque él o ella es de algún modo más accesible para vosotros. Vuestro maestro, al fin y al cabo, es la personificación de las Tres Joyas. Rezadle a vuestro maestro, vuestro mismísimo yidam, en las sendas peligrosas del bardo. Confesad todas las acciones negativas que hayáis cometido durante vuestra vida y rezadle a vuestro maestro con total concentración, pidiéndole que os conduzca a una tierra pura inmediatamente después de la muerte. Se dice que este tipo de oración desprovista de distracciones, con esta aspiración constantemente presente en la mente, es realmente una condición previa para poder ser conducido a una tierra pura. Además, cuando un enfermo está muriendo, su maestro o algún hermano del Dharma —cuyo samaya esté impoluto y con quien tenga una relación armoniosa— debe recordarle que los elementos se están disolviendo cuando esté en efecto ocurriendo. Deben rezar y cantar, invocando al maestro. Estas aspiraciones —de ser salvado de los peligros de las sendas del bardo— serán de gran ayuda. Cuando un inválido se cae, otros le levantan. Del mismo modo, los amigos del Dharma pueden ayudarse, pueden guiar a los moribundos y rezarpor ellos. Esto es muy beneficioso. Se dice que los budas están dotados de gran compasión, y si uno los invoca por su nombre (inmaculado Ratnashikhin, protector Amitabha, Buda Shakyamuni, etc.), los sufrimientos de los reinos inferiores se disipan apenas se pronuncia su nombre. Del mismo modo, si la persona que se está muriendo es capaz de rezar, los budas le protegen de que entre en el camino de los reinos inferiores simplemente por el hecho de pronunciar sus nombres. Esto por lo tanto es muy útil. Las oraciones son como nuestro ayudante y la escolta que nos protege en el momento de la muerte. Esto es muy importante y de gran beneficio. Primero, la persona que se está muriendo cae desvanecida en un estado en blanco, inconsciente. Luego la consciencia se manifiesta de nuevo, aparece la luminosidad y si no es reconocida, se disipa y las visiones del bardo de la realidad última empiezan a aparecer. Entonces es cuando las deidades pacíficas y airadas se manifiestan en medio de sonidos y luces sobrecogedores y las impresiones de profundos abismos aterradores. Si uno no consigue reconocer que estos increíbles sonidos y rayos de luz no son nada más que la proyección de su propia mente y nada más que el poder creativo de su propia consciencia primordial, surge una sensación de espantoso terror. Las visiones se presentan, surge el miedo, y las visiones se disipan. La consciencia entonces deja el cuerpo, saliendo por la abertura adecuada’.

(Dudjom Rimpoche: Consejos Esenciales. Editorial Dharma. ISBN: 978-84-96478-08-4)